11) COLOMBIA

Encontrar trabajos en Latinoamérica era casi imposible ya que estábamos de paso y no existían plazas de empleos ni para los mismos habitantes de los lugares que pasábamos. Un circo... era algo diferente, ya que ellos también estaban de paso.

Y así fue... encontramos trabajo bajo las lonas de aquel gran circo en el que hicimos muchos amigos. Imaginé que aquella gente también estaba viviendo una aventura.

Mi trabajo consistía en mantener limpio a los elefantes y participar en un número cuando dos chicas patinadoras pedían ayuda a alguien del público. Yo me ofrecía, me elegían y me tomaban de los brazos comenzando a dar vueltas hasta que me soltaban y caía en un gran contenedor lleno de aserrín. - Soy bueno para payaso... les decía a Manuel y a Eduardo que se reían igua;l que el público viéndome sacudir el aserrín.

Un gran amigo que hice ahí fue Enrique, un simpático chimpancé al que no habían podido amaestrar y que me seguía a todos lados buscando mimos y caricias.

Llegó fin de año y el primero de enero escribí:     

Enero 1, de 1965.

Hoy es primero de enero; el cielo se viste con brillantes estrellas que con su titilar parecen enviar mensajes de felicidad al año que comienza. Los coloridos fuegos artificiales, el rítmico sonar de las campanas y el ruido ensordecedor de petardos saludan al nuevo año. Yo recuerdo nostálgico el año que se va; el que en un primero de enero me dio la oportunidad de festejarlo junto a mis seres queridos, junto a mis amigos... junto a aquellos que nunca podré olvidar.

Enero 9, de 1965.

Pasamos unos días en Cali y partimos en busca del puerto de Buenaventura con la intención de evitar la selva del Darién y embarcarnos a Panamá.

Nos dieron alojamiento en un galpón del cuerpo de bomberos y en la noche éramos despertados por roedores que caminaban a nuestro alrededor y hasta pasaban por encima de nuestras bolsas de dormir. Manuel y Eduardo preferían dormir sentados en un closet, cosa que no iba conmigo... prefería aguantar a las ratas.

Buscamos embarcarnos de manera gratuita, pero no lo pudimos encontrar. Gastamos casi todo lo ganado en el circo en nuestros pasajes y los de las motocicletas.

Cuando llegó el supuesto día del embarque anunciaron que la nave estaba en reparaciones y tendríamos que esperar.

Enero 15, de 1965.

Hace cinco días que no comemos. El único alimento es una pequeña fruta que le llaman "chontaduro" y que proviene de una palma. Se parece a un níspero en su forma, pero con gusto diferente. Eso y agua es lo que nos está manteniendo. Hemos tratado de trabajar por comida, lavando platos, limpiando etc. pero sin suerte.

Pasaron diez días de la interminable espera y el hambre era insoportable. En la desesperación cambié una máquina fotográfica por tres platos de tallarines.

Con unas monedas sobrantes envié un telegrama a mi padre para que me girara doscientos dólares al Nacional City Bank de Panamá.

Enero 27 de 1965.

Al fin hoy nos embarcamos en el Bahía Sanquianga con rumbo a Panamá.

Colocaron la Indian en una red y la depositaron en la sucia bodega de aquel miserable barco.

En esos días pasados en aquel puerto negroide, nos parecía haber sido abandonados por la suerte que mal o bien nos había acompañado.