6) REVOLUCION EN LA PAZ

Una estruendosa explosión y un gran chorro de aceite caliente nos mojó, cuando un impacto de bala abrió un impresionante agujero en el tanque frontal de aceite de la Indian a solo unos cinco centímetros de mi rodilla derecha. Seguidamente, un nuevo disparo dio en la unión frontal del cuadro haciéndonos caer al pavimento. Había comenzado la revolución.

Nos dimos cuenta que estábamos entre dos fuegos cuando comenzaron a disparar desde las barricadas en el centro de la plaza hacia las montañas de donde provinieron aquellos dos proyectiles que acertaron en l motocicleta.

La Indian en el piso, nosotros tratando de no ser alcanzados por las balas y esa gente matándose entre ellos.

Manuel, que había hecho el servicio militar en Brasil, tenía alguna experiencia teórica en situaciones como la que estábamos viviendo y gritaba que imitara lo que él hacía.

- No jodas brasilero... hay que correr.

- Haz lo que te digo... gritaba Manuel.

Las balas llovían por doquier. Desesperadamente y sin poner atención a lo que decía Manuel, corrí sobre la acera tratando de encontrar alguna puerta abierta que ofreciera algún refugio. Empujé una de aquellas puertas que se abrió y agitado llamaba a mi compañero de viaje para que corriera al lugar. Así lo hizo y nos encontramos en una casa que estaba completamente vacía.

Desde allí escuchamos el ruido ensordecedor de motores. La aviación estaba ametrallando a los apostados en los cerros que no tenían escapatoria. La batalla fue corta, pero las bajas fueron grandes.

Pudimos contemplar un pueblo aniquilado moralmente, con rencores, odios y tristezas.

Estos son los recuerdos tristes... recuerdos muy difíciles de olvidar. Guerra inútiles, niños sin padres, esposas sin maridos, madres sin hijos. Todo empujado por sucios intereses políticos o financieros que nunca podrán compensar la pérdida de una vida humana.