LA QUIACA - VILLAZON - POTOSI
Llegamos a la pequeña ciudad de La Quiaca en la frontera con Bolivia. De allí seguimos a Villazon, un pueblo boliviano pobre y desordenado y me di cuenta que en dínamos de la Indian había comenzado a fallar y nos dejaba la batería sin carga. Teníamos que hacerlo reparar lo más rápido posible y no sabíamos si en aquel pueblo lo podrían hacer.
Preguntando nos dijeron que había un taller de rebobinados y el dueño se había muerto hacía poco, pero que su hija, una chiquilla de 10 año podía hacer el trabajo. Tuvimos que confiar en aquella pequeña y le dejamos el dínamos para que fuera rebobinado. Lo recogimos, lo instalamos en la Indian y funcionaba perfectamente. Aunque teníamos poco dinero, hicimos el esfuerzo de darle una pequeña propina a la que nos salvaba de quedar estancados en medio de la nada. En Villazón también conocimos a un muchacho libanes que los padres tenían una pequeña fonda donde servían comidas, y de vez en cuando nos arrimaba algún plato.
Seguimos el camino al norte rumbo a Potosí. Estábamos ya cerca y comenzó una lluvia fría e intensa. Hicimos una parada, nos abrigamos con todo lo que teníamos que no era mucho, y yo me puse un impermeable de color negro que me había regalado un amigo que trabajaba en UTE. También me cubrí la cabeza con un pulóver negro que debajo del casco me abrigaba la cara y las orejas. Nos sorprendió, que en cada pueblo que pasamos la gente nos miraba y se santiguaba haciendo la señal de la cruz. Eso nos parecía bastante raro y no podíamos saber el porqué lo hacían. Llegamos a Potosí y se rompió el cable del acelerador de la Indian. Saqué del cajón el repuesto, me dispuse a cambiarlo en plena calle, cuando una señora se acercó y me dijo: - Padre... ¿lo puedo ayudar en algo?... Ahí caí en la cuenta de que como estaba todo vestido de negro, me confundían con un cura párroco y por eso se persignaban. Aquellos nos causó mucha risa.
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