Algunas de estas reflexiones las había leído en forma de prosa y circularon en mi mente los siguientes sentimientos poéticos:
CARTA PARA MI HIJO
Amado hijo te escribo para pedirte un favor
que me ofrezcas tu calor y el día que llegue a viejo
que no mires desde lejos a este que te dio la vida
y que antes de mi partida escuches este consejo.
Si no me ato los zapatos... o si comida derramo
solo piensa que te amo y muchas horas pasé
que lo mismo te enseñé con paciencia y sin gritarte
porque siempre supe amarte y por siempre te amaré.
Cuando converses conmigo... si las cosas te repito
no interrumpas con un grito... déjame sentir la gloria
perdóname mi memoria y además si te parece
recuerda que yo mil veces te leía la misma historia.
Y si me faltan palabras cuando estemos conversando
puedes continuar hablando... puedes seguir adelante
pues tal vez no sea importante lo que tenga que decirte
y solo quiera pedirte pasar contigo un instante.
Cuando me fallen las piernas cansado de tanto andar
no te vayas a enojar... déjame tu mano asir
para que pueda seguir el resto de este camino
que me ha forjado el destino lleno de amor y sentir.
Acuérdate que de mí muchas cosas aprendiste
la alegría que me diste cuando te vi caminar
o cuando empezaste a hablar y me llamaste papá
yo quisiera que ojalá lo pudieras recordar.
Siempre quise lo mejor y te preparé el camino
y cuando llegue el destino y me tenga que marchar
también he de preparar para ti un nuevo sendero
y en los confines del cielo nos vamos reencontrar.
No hay comentarios