EL EMIGRANTE
Emigró a tierras extrañas
sin idioma y sin dinero
buscando nuevas hazañas
en su papel de extranjero.
América lo recibió
sin raciales distinciones
y a su arribo le ofreció
oportunas atenciones.
Fuertemente trabajó
tratando de abrirse paso
así todo conseguía
día a día y sin descanso.
Aquel idioma aprendió
y todo fue más sencillo
él así se acostumbró
a vivir entre los gringos.
El invierno lo agarró
nunca sintió tanto frío
no era la nieve ni el hielo
era la falta de amigos.
Poco a poco se adaptó
al gran orden y al progreso
hasta que lo deslumbró
una mujer con un beso.
Emigrante como él
prontamente se casaron
después vinieron los hijos
los que a su hogar alumbraron.
Aquellos fueron creciendo
al estilo americano
y los padres inculcando
cultura y calor humano.
Estudiaron... se graduaron
y salieron adelante
sin que los haya afectado
ser hijos de un emigrante.
Él ya no siente ese frío
de algunos seres humanos
pues su familia y su nido
lo mantienen abrigado.
Ya no se siente emigrante
pero tampoco nativo
y sigue siempre adelante
acariciando un motivo.
La edad se le vino encima
con idioma y sin dinero
y el pasaje de su vida
no sintiéndose extranjero.
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